jueves, 4 de abril de 2013

Mondariz: tristeza del agua

Uno es como es, vivió lo que vivió y lo educaron, para bien o para mal, como lo educaron. Por eso, por  ser como soy y por mis circunstancias la verdad es que no soy el más acérrimo defensor de balnearios y spás (curiosa palabra) que puede haber en el mundo, es más, ni los frecuento. Me producen una tristeza, una melancolía rayana en lo depresivo. Si, si, ya se que no tiene porque ser así pero...

Uno recuerda sus tiempos de niñez y recuerda que si algún mayor conocido iba a "tomar las aguas" era señal de que le quedaba poco en el mundo de los vivos, así que supongo que por eso me dan cierta aprensión, y por mucho que a uno lo lleven, lo traigan y lo hagan ir a balnearios, por mucho que le hablen del relax y lo saludable que hay en ellos pues la verdad, no termina de convencerse de que proporcionen tanto bien.


Pica en las imágenes para verlas en grande

Precisamente es a lo mejor esa tranquilidad que tanto sosiego inspira la que para mi gusto da a estos pequeños pueblos-balneario una paz que se me antoja muy similar a la de los cementerios, es la misma tranquilidad, incluso cuando uno los visita en un día un tanto tormentoso la humedad reinante, tan parecida a la de los camposantos hace que aquellos estúpidos recuerdos de niñez vengan a la mente con más intensidad.

Dr. Don Enrique Peinador Vela

Y si uno va a Mondariz, aquí, en Pontevedra, todas estas sensaciones parecen intensificarse con suma facilidad. Uno se sienta un rato en la marquesina que hay frente al Palacio del Agua y ve entrar a la gente feliz y contenta, a disfrutar, previo pago, de una tarde de salud y bienestar en un buen balneario, pero vaya, allí, justo a la entrada del mentado lugar está la estatua de D. Enrique Peinador Vela que fue médico fundador del Balneario de Mondariz allá por el año 1873, y ya veis como está el bueno del galeno, que podían haberlo esculpido de pie y mirando a un horizonte prometedor, pero la verdad, en su sofá, con la mantita sobre sus piernas, pues que quereis que os diga, no inspira mucha confianza de que a pesar de desbordar tanta salud el lugar la otorgase a quienes fuesen allí a tomar las aguas.

Fuente de la Gándara

Si uno sobrepasa la figura de D. Enrique y se adentra en lo que fue recinto del Gran Hotel y hoy, restaurado tras un incendio sucedido en el año 1973 y tras muchos años desvencijado, llega a la Fuente de la Gándara, de aspecto romántico, algo trasnochado como muchas otras cosas aquí, en Mondariz Balneario, que no dejan de darle, todo hay que decirlo, cierto encanto a la vez que cierta decadencia, incluso en algunos casos un punto de decrepitud. En la fuente de la Gándara se puede beber gratis la famosisima agua de Mondariz, allí, tal cual, con gas y todo, que no se si surge así de la tierra, de forma natural, o el gas se lo ponen con una máquina, el agua sabe, además de a anhidrido carbónico, un tanto ácida y según se lee en un cartel de la pared interior de la fuente el agua es buena para estadíos dispépticos, gastritis, insuficiencias hepáticas leves, procesos hepáticos crónicos, para la prevención y la mejora de estados diabéticos, hipercolesterolemias e hiperuricemias, también para la prevención y mejora de factores de riesgo cardivascular y por último parece, según nos informa el cartel, que va muy bien para las litiasis úricas. Y uno, que para ciertas cosas es de natural desconfiado vuelve a mirar al Dr. Enrique Peinador, sentado ahora de espaldas en su sofá y tapado con la mantita y siente que si toma de esa sanísima (y algo desagradable) agua terminará pronto como él, decrépito sentado en un sofá y siempre con frío, por si acaso toma un par de tragos, quizás porque se puso a la cola como quien no quiere la cosa y hay gente esperando para llenar alguna botella o para dar algún trago.

Interior de la Fuente de la Gándara

Si uno sigue paseando por los alrededores del viejo y reconvertido Gran Hotel de Mondariz recuerda viejos tiempos, cuando vino alguna vez y lo que hoy está restaurado era una mera fachada de piedra que la verdad, daba más desasosiego que otra cosa, por mucho que le contasen que en aquellas ruinas se rodó alguna que otra interesante película. Aún hoy, y a pesar de una buena restauración hay en los alrededores viejas ruinas que nos recuerdan  como estuvo no hace mucho, ruinas que en algunos lugares serían hasta ideales para evocar aquel viejo y deprimente romanticismo o... para rodar una película de terror, muerte y destrucción alrededor de la vida ¿quienes habrán sido los últimos que tomaron las aguas en la viejas bañeras que están entre esas ruinas?  Los que tomaron esas aguas... fallecieron, seguro, hace tiempo.


Uno sigue caminando alrededor del viejo y nuevo Gran Hotel, pasa por unos jardines bien cuidados y llega al viejo armazón de un invernadero sin vida, es toda una metáfora del lugar ¡un invernadero sin vida! un lugar que está inventado para dar vida a plantas exóticas que de otras maneras no podrían sobrevivir aquí... ¡no tiene vida! ¡está muerto!


Tan muerto como la estatua en bronce de D. Enrique Peinador Lines, que no es el mismo que el anterior pero creo que si pariente, y que fue, junto con su hermano, el primer propietario del Balneario de Mondariz y si uno como yo (posiblemente vosotros, amantes de los balnearios, no sintais lo mismo) lo mira detenidamente allí, sentado frente al Gran Hotel y en dirección a la fuente de la Gándara verá que no mira para ella, mira para la puerta, para la cancela del viejo Gran Hotel, como diciéndose así mismo que se larga de aquel lugar tan... tranquilo, que hasta con un buen libro en la mano le puede resultar inmensamente aburrido al fundador del lugar. 

Estatua de D. Enrique Peinador Lines

Quizás no sea así, claro, y todo esto solo sea impresión del que suscribe, es más que posible que D. Enrique, empresario modélico reza la placa a sus pies, fuese muy feliz allí con su prospero negocio que ahora, según vuelvo a leer en la placa, resurge.


Cuando uno pasea por las calles, pocas, de Mondariz Balneario sigue sintiendo esa melancolía expresada en las primaverales y bellas flores que se marchitan casi al momento de nacer, nacen y comienzan a morir tan rápido que ya son abundantes las que hay, rotas, ajadas, pisadas, por el suelo.

Rio Tea crecido

Si uno baja al río Tea, muy cerca, el clima del día junto a la crecida por las lluvias caídas y que aún caen, no lo hace más alegre, sobre todo cuando se acerca a la vieja y estropeada Fuente de Troncoso o al viejo e inútil molino que hay un poco antes de ella, el paseo a la vera del río es pura melancolía de verdes, azules y nubarrones que no presagian nada bueno.

Estado actual de la Fuente de Troncoso a la vera del río Tea

En fin, esto es lo que siente alguien como yo cuando visita Mondariz Balneario, ahora bien, si yo fuese tu no haría caso a todo lo escrito, ya digo, influenciado por mis circunstancias, yo si fuese tu visitando el sur de Galicia no dejaría de dar un paseo, quizás breve, por este lugar, a lo mejor incluso te resulta agradable y casi seguro que saludable tomar las aguas de Mondariz, mucha gente lo hace y dice que se sienten muy bien, gente joven incluso, así que posiblemente yo esté equivocado de medio a medio. En todo caso, y aún sintiendo lo que yo sentí o algo muy parecido, no deja de tener su extraña parte agradable eso de pasearse entre los delicados fantasmas de damas con vestidos llenos de blondas y con sus paraguas protegiendo su blanca piel de tímidos rayos de sol, o sentir como aún, de algún modo, señores de frac y chistera, o como poco elegantemente vestidos, comentan los últimos rumores llegados de las urbes de alrededor o quizás, casi seguro que si, de la villa y corte, a lo mejor hasta puedes sentir como se fraguaron viejos negocios, aventuras que finalizaron con buena fortuna o fueron un completo desastre, solo hay que pararse a escuchar el triste canto del agua... en Mondariz.


9 comentarios:

Estocada Custom dijo...

Hace muchos muchos años, tantos que aun mi pelo era negro, trabajé durante la construcción de la Central Nuclear de Cofrentes, en Valencia. Era tal la cantidad de trabajo que había y el número de personas que llegaron al valle de Ayora para participar en ésta construcción que erra prácticamente imposible encontrar un hostal, pensión o casa de alquiler para poder residir allí, hasta el extremo de que por casualidad y con muchas influencias pude irme a vivir una temporada al Balneario de Cofrentes, no quiero recordar la barbaridad de dinero que me costó aquello pero ese no es el motivo de mis palabras sino abundar en las tuyas.

Observando tus -excelentes- fotografías se aprecia que el Balneario de Mondáriz es, cuando menos, señorial, y que a pesar de la rezumante nostalgia de sus paredes y paseos goza de una buena administración y mantenimiento. El Balneario de Cofrentes está enclavado en lo mas profundo de un valle donde viven los únicos vestigios verdes de una región abrasada por el sol, zona de tierras amarillas y ásperas donde salvo en este oasis lo único verde que puedes ver son los cardos al borde del camino. Los edifico estaban en un estado de decrepitud que asustaba, las zonas comunes tales como la sala donde acudían los pacientes a "tomar las aguas" parecía rescatada de una película de Chaplin y los empleados que se ocupaban de esa labor iban uniformados como en aquél entonces. Hay una barrera muy sutil entre lo nostálgico y lo decrépito y aun siendo cierto que en Mondáriz se puede llegar a percibir la paz de los cementerios en el de Cofrentes -en aquella época- parecía que los muertos del cementerio salían de sus tumbas para servir a los vivos.

Una vez mas te agradezco que con tus imágenes y palabras rescates de mi memoria hechos tan enterrados en ella que merecerían estar entre las salas señoriales de Mondáriz.

Un abrazo

Paco Ledesma

Estocada Custom dijo...

Hace muchos muchos años, tantos que aun mi pelo era negro, trabajé durante la construcción de la Central Nuclear de Cofrentes, en Valencia. Era tal la cantidad de trabajo que había y el número de personas que llegaron al valle de Ayora para participar en ésta construcción que erra prácticamente imposible encontrar un hostal, pensión o casa de alquiler para poder residir allí, hasta el extremo de que por casualidad y con muchas influencias pude irme a vivir una temporada al Balneario de Cofrentes, no quiero recordar la barbaridad de dinero que me costó aquello pero ese no es el motivo de mis palabras sino abundar en las tuyas.

Observando tus -excelentes- fotografías se aprecia que el Balneario de Mondáriz es, cuando menos, señorial, y que a pesar de la rezumante nostalgia de sus paredes y paseos goza de una buena administración y mantenimiento. El Balneario de Cofrentes está enclavado en lo mas profundo de un valle donde viven los únicos vestigios verdes de una región abrasada por el sol, zona de tierras amarillas y ásperas donde salvo en este oasis lo único verde que puedes ver son los cardos al borde del camino. Los edifico estaban en un estado de decrepitud que asustaba, las zonas comunes tales como la sala donde acudían los pacientes a "tomar las aguas" parecía rescatada de una película de Chaplin y los empleados que se ocupaban de esa labor iban uniformados como en aquél entonces. Hay una barrera muy sutil entre lo nostálgico y lo decrépito y aun siendo cierto que en Mondáriz se puede llegar a percibir la paz de los cementerios en el de Cofrentes -en aquella época- parecía que los muertos del cementerio salían de sus tumbas para servir a los vivos.

Una vez mas te agradezco que con tus imágenes y palabras rescates de mi memoria hechos tan enterrados en ella que merecerían estar entre las salas señoriales de Mondáriz.

Un abrazo

Paco Ledesma

Redacción dijo...

Lo curioso es que Mondariz estuvo peor en los años que el gran hotel estuvo sin restaurar, hoy está... bueno... bonito, se puede dar un paseo por allí, pero sigue teniendo ese puntillo de decadente y depresivo.

Lo de Cofrentes no me extraña, la verdad es que todos los balnearios que visité y casi siempre de casualidad tienen esa cosilla que a mi particularmente me aleja de ellos.

Rafael C, dijo...

¿Deprimente?... deprimente resulta Vigo, Madrid, New york... Pagaría por vivir allí; deprimente dice...

Redacción dijo...

Pues no creo que tengas que pagar mucho para vivir en Mondariz eh. Es cuestión de darte una vuelta por allí. Los alquileres y viviendas son bastante más baratos que en Vigo, París o Nueva York seguro.

Anónimo dijo...

Reynold, campeón, si hay algo parecido al paraíso, eso se encuentra en Mondariz-Balneario!! Infórmese un poquito antes de escribir, y sepa que el agua sí emana con gas de manera natural...

Campanela dijo...

Ahora sí que está triste, yo nací allí y sí que era bonito pasear por aquellos lugares con encanto....ahora es más comercial que otra cosa....
La antigua fábrica de agua se convirtió en un triste gimnasio, y la fuente, donde venían tantos turistas y gente enferma a beber el agua que le cobraban 50 pesetas por cada botella y ahora por querer cobrar hasta por beber un vaso allí está... triste y sin nadie que la vigile de gamberros que ya por varias veces la rompieron.......
ojalá volviera todo a como estaba....

Redacción dijo...

A veces, Campanilla, si puede decirse eso de que hubo tiempos pasados que fueron mejores.

Redacción dijo...

Anónimo, no deberías de confundir mis sensaciones con lo que pueda ser todo Mondariz.

Algo informado si estoy si.