lunes, 29 de abril de 2013

Barcia de Mera ¿Galicia mágica o... supersticiosa?

¿Por qué la gente deja ahí estas cruces?

Es mucha la gente que viene a Galicia buscando de algún modo su lado mágico, raramente lo encuentran, como mucho algo de "celtismo" en el castro de Santa Tecla o en algún otro que tengan la suerte de visitar, bien porque se lo hayan dicho bien porque la excursión, confeccionada por algún turoperador, los lleve a alguno de estos lugares cargados de historia y quizás de un atisbo de mágia, pero me temo que no, ahí no encontrarán lo que buscan, para eso hay que conocer un poco más esta tierra o adentrarse en rincones perdidos de ella, uno de ellos bien puede ser Barcia de Mera, en el municipio de Covelo, en Pontevedra.


Y el lector de estas lineas, si mira Google Maps se preguntará porque tiene que haber tanta magia en un lugar que hoy en día está bien comunicado, a un paso de Mondariz, de Ponteareas o incluso de Vigo. Si claro, eso es hoy en día pero hace muchos, muchos años, tantos que se pierden en la noche de los tiempos, la cosa no era tan fácil, eran los años en los que los lobos le daban mucho miedo a los pastores y oscuras sombras se movían en casas abaciales o rectorales haciendo sus tejemanejes, años en los que no había médicos para las enfermedades ni remedios para las desgracias salvo... que se recurriese a entes superiores y no terrenales, porque fallar, en algunos lugares, hasta fallaban los milagros del santo de turno, así que la gente recurría a lo que podía.

Cuando el viajero se dirige a Barcia de Mera puede pasar, dependiendo la ruta que escoja, por la localidad de Lougares, y casi seguro que si no va muy despistado se fijará en la hermosa iglesia del lugar pero al lado, en su atrio, ya vemos la forma de un panteón que nos llamará poderosamente la atención, tanto como para que el viajero fotógrafo pare, curiosee y tome algunas imagenes:

Pica en cualquier foto para verla en grande.

Despues seguimos hasta llegar al pequeño casco urbano de Barcia de Mera y allí, como vamos un tanto informados preguntamos en primer lugar por San Juan del Monasterio y el vecino amable nos informa: recto, sigues bajando, llegarás a los molinos que se llaman de Portafurada, y no es mala idea parar en ellos a echarles una visual y descubrir como era aquella arquitectura que hacía harina sin estropear el medio ambiente, lo que hay está a la vista, el río, canales que meten agua al rodicio, el rodicio que gira y la piedra que muele el grano, así de simple, y el agua sigue corriendo, dando vida en otros lugares más distantes pero que la necesitan en la misma manera, y además la necesitan limpia.

Uno de los tres molinos de Portafurada

el rodicio quieto, para que se mueva hay que liberarlo dentro del molino. No, tu no lo puedes hacer solo intuir. A lo mejor tienes suerte, a veces estos molinos funcionan para colegios o por fiestas y si te coincide podrás verlo en funcionamiento.

Después de los molinos sigues recto y te encontrarás un desvío a la derecha, puedes meterte con el coche hasta el fondo, incluso con una moto también es factible, cualquier moto, solo hay que tener un mínimo de cuidado ya que al poco el asfalto desaparece y queda un camino de tierra que nos lleva hasta un cruceiro, al fondo se ve una pequeña capilla que en sus tiempos fue monasterio, cisterciense del que hay constancia en la zona desde el siglo XII, adscrito al de Melón en la provincia de Orense, lo que ahora ves es una reconstrucción del siglo XVIII que fue realizada por la Inquisición, no por nada solo por fastidiar un poco, parece que tras abandonar el monasterio la Orden del Cister los vecinos del lugar se aficionaron a fiestas y romerías en el lugar, con mucha juerga y mucho vino, los ensotanados se cabrearon un poco y montaron allí su chiringuito para que hubiese un respeto (¿o sería para no perder derechos y tierras?), vamos, que llegó el clero y se terminó la diversión, la capilla se quedó y los aficionados a la fiesta se fueron con la música a otra parte. El caso es que ahí, en ese cruceiro que ves y en la capilla comienza todo un misterio.


Allí mismo verás una calzada construida con piedras, en algunas de ellas aún se perciben hendiduras de viejos carros gallegos que por ella iban y venían haciendo cantar sus ejes con el esfuerzo de vacas y bueyes ¿a donde iban? ¿que llevaban? pues la verdad, no se sabe muy bien, hay quienes dicen que esta calzada está ahí desde los tiempos de los romanos y que comunicaba Braga (en Portugal) con Santiago de Compostela, otros que era un ramal de alguna otra principal, pero... que quereis que os diga, los romanos tontos no eran, podían ser imperialistas (curiosamente a los romanos nadie les llama eso) pero tontos no, había otros caminos y carreteras que unían Braga con Santiago, mucho más cómodas y mejor que esa la verdad ¿por qué hacer atravesar al ganado la Sierra del Suido tirando de un carro para llegar a Santiago de Compostela? es muy raro que alguien hiciese eso, solo teneis que mirar en Google Maps donde está el lugar en que nos encontramos (punto A) y donde está Santiago de Compostela, un camino muy trabajoso, demasiado trabajoso para que fuese cosa de romanos. Soy más partidario de pensar en algún pequeño comercio de subsistencia y que por este camino transitasen vecinos, quizás comerciantes, que llevasen mercaderías de unos pueblos a otros que estén más o menos próximos, Fornelos de Montes, A Lama, etc. Pero aún así sigue siendo extraño, esos otros pueblos tenían otros a su vez más accesibles para comerciar con ellos, lo normal es que alguien de Barciademera (que también se suele escribir todo junto) se trasladase para cualquier asunto a Mondariz o a Ponteareas, no que cruzase una sierra para ¿para qué? si además Mondariz o Ponteareas fue de mayor importancia y más recursos que lo que había al otro lado de las montañas.


No es mala idea tomar esa calzada y seguirla por donde nos lleve, vamos a la Fuente Santa que está muy cerca, solo es un pequeño esfuerzo que puede realizar cualquiera que se encuentre en una forma física mediana, sin problemas. La belleza del paisaje no dejará de sorprendernos, los arboles y la vegetación autóctona impresionan, no en vano estamos en uno de los espacios incluidos en la Red Natura 2000 y una de las fragas mejor conservadas de Galicia. Cuentan los carteles y la prosa de internet que hay abundante población de gatos monteses, y ciervos volantes, no es fácil verlos claro, menos aún a las misteriosas y tímidas nutrias que también dicen que hay. Poco después llegamos a un puente que dicen que también es romano, quizás no sea para tanto y solo sea mediaval pero aún así el caminante más o menos instruido se seguirá preguntando para que tanto esfuerzo, y ante todo esto claro, no falta quien cuenta que por la zona hay alguna cueva llena de tesoros (en Galicia es raro el lugar donde no hay una cueva llena de tesoros de los moros, así que tampoco es cosa de ponerse a buscarlos). Dejemos de lado los tesoros que no aparecerán y contemplemos el tesoro que tenemos delante, el río Alén  descendiendo de la sierra del Suido bajo el puente que pisamos, lleno de mil tonos verdes y ocres de la piedra, el agua que canta a nuestros pies mientras baja hacia el río Tea donde desembocará llenando de vida todo lo que toca.


No es mal lugar para pararse unos minutos, simplemente sentarse y escuchar el monte, el agua, quizás si eres persona imaginativa puedas sentir como antaño por esas piedras que has pisado y aún vas a pintar trepidaba un carro con sus bueyes, el eje cantando, las llantas soltando alguna chispa al golpear contra alguna piedra, arrieros que iban y venían, no muchos quizás pero ¿a donde? ¿a qué?

Cascadas en el río Alén junto al puente

Continuamos subiendo un poco, la subida es algo fuerte, no mucho pero es poco trecho, no nos despidamos de las hermosas y pequeñas cascadas que el río Alén nos regaló, las volveremos a ver cuando bajemos.

Al poco nuestro pequeño esfuerzo se verá recompensado, al menos tendremos agua para beber, sigue, camina hacia la fuente, no te dejes intimidar por la multitud de cruces, algunas hechas con palos y otras mejor trabajadas y traídas desde las casas a modo de alguna ofrenda, no pasa nada solo es una fuente, mágica dicen, pero fuente. Estás en la Fuente Santa, que no se sabe muy bien porque es santa o deja de serlo, lo único que al parecer se sabe, y que aún ahonda en el misterio de la zona un poco más es que no cambia de temperatura en todo el año, nieve, haga frío o calor ella siempre igual, yo no os puedo asegurar que tal cosa sea cierta, lo dicen, lo cuentan y... a mi solo me queda pensar que algo tendrá el agua... cuando la bendicen ¿no?


Pero es que hay más, alrededor de la fuente hay algún que otro extraño muro, y claro, no faltan los que aseguran que fueron de un monasterio benedictino del que solo quedan esos restos apenas perceptibles, otros dicen que son los restos del primigenio monasterio cisterciense que llegaba desde esta fuente hasta la capilla que quedó abajo, y para más cábalas resulta que en su momento la fuente fue sepultada por un corrimiento de tierras ¿una fuente sepultada por un corrimiento de tierras en un lugar con arboles centenarios anclados a su suelo? cosa extraña ¿verdad? Resultando que hace ya unos cuantos años una vecina llamada Sra. Tita (así de sencillo), le comentó al parroco de Barcia de Mera de aquel entonces la existencia de la Fuente Santa que no curaba enfermedades pero si que concedía deseos, así que allá se fue el buen sacerdote y la redescubrió para ponerla de nuevo en uso.


Así que no te extrañe que alrededor de la fuente veas todo tipo de cruces, hechas en el lugar o traídas desde las casas y mejor elaboradas de gente que, como hace muchos años, tiene necesidades, anhelos, sueños y esperanzas que no ven solventados por los recursos que tenemos en este mundo, y por el número de cruces que en el lugar hay, y por lo remoto del lugar aún sigue, seguimos, existiendo muchos así. Yo ni creo ni dejo de creer pero... no vaya a ser el Diablo, es que estás allí y ves tantas cruces, y llegan tres chicas modernas ellas y tal y hacen las suyas que cuando te das cuenta te ves con un par de palitos y unas hierbas en las manos para hacer tu crucecita y bebiendo del agua que mana la fuente pues eso, también pides tu deseo, por si puedes ayudar a alguien e incluso a ti mismo, que nunca viene mal y... nunca se sabe, a lo mejor va y funciona.


Y así, a la espera de que se cumpla al menos en parte el deseo que pedí comienzo a descender, a los pocos minutos estoy de nuevo en mi coche guardando el equípo fotográfico, pero no por mucho tiempo. No es buena idea marcharse de Barciademera sin visitar su conjunto abacial formado por la rectoral y la iglesia de San Martiño, de nuevo lo mejor es llegar al casco urbano y preguntar, a poco que te indiquen llegarás fácilmente.

Iglesia de San Martiño

La iglesia por su tamaño ya nos da idea de que en algún momento el clero tuvo aquí cierta importancia, a las horas que son me limito a contemplar su exterior, supongo que solo la abrirán en las horas de misa. 

Casa rectoral de Barcia de Mera

La rectoral, o sea, donde vive el cura, y creo que aún lo hace hoy, al menos una parte pequeña de la gran casa se ve cuidada, con ventanas modernas y habilitada para vivienda, está abierta y se pueden ver algunas dependencias que la verdad, no están muy bien cuidadas pero dejan atisbar mejores tiempos, no se cuanto sacerdotes llegaron a vivir en esta rectoral pero lo que si se intuye es que vivían como... Dios.

Portal de la rectoral

En tiempos oscuros, donde los vecinos pagaban diezmos y trabajaban gratis para la iglesia a cambio de bulas y cuentos no era difícil, vendiendo magia, ser potentado. Y uno que ha visto casas pobres, de pequeña lareira y escasa leña no sabe bien como sentirse ante la vieja chimenea de la casa rectoral, que más que grande parece inmensa:

Veo esta enorme chimenea y me imagino que en ciertas épocas era como si hoy tuviesemos calefacción a... gasolina

Tampoco le faltaba un buen horno para hacer pan en una gran dependencia, señal de que se trabajaba mucho en ella:

El horno en la rectoral

Ni las piedras, aún bien cuidadas, de algún molino sobre el que tendrían derechos los sacerdotes ¿de algún o de algunos?


Ya digo, no se cuantos sacerdotes llegaron a cohabitar en esta rectoral, pero me imagino que no muchos, pero eso si, por lo que se percibe no les faltaba de nada y les sobraba mucho, y uno que conoce la historia de penurias y calamidades que antaño vivieron las gentes sencillas de estos pueblos, y ver como gozaban de la vida unos tipos que solo contaban cuentos pues se queda con un poco de mal sabor de boca. 

Fuente Santa

¿cuantos vecinos habrán subido alguna vez a la Fuente Santa con su pequeña cruz para pedir que el cura o los curas se olvidasen de ellos? ¿cuantos habrán bebido de aquella agua con el deseo en la boca de que se le atragantase al sacerdote de turno que se llevaba, por su cara bonita, lo que él trabajaba? y la pregunta del millón ¿habrán visto alguna vez cumplido su deseo?


Yo solo espero que alguna vez la fuente haya sido mágica ¿o será todo pura superstición?

Si quieres ver algunas fotos más de esta ruta PICA AQUI y mira el album completo.


1 comentario:

Unknown dijo...

Si en vez de criticar tanto te hubieses centrado en la historia de la abadia de Barciademera el articulo te quedaria mucho mas interesante