Tenemos cierta fama los gallegos de tomarnos los asuntos de la muerte con un poco de "retranca", algo así como a coña y con ironía (¿se puede tomar de otra manera?), no creo que sea más verdad que en otros lugares del planeta, ante la muerte cierta la mayoría tememos, y si es incierta, bueno, es algo que le pasa a otros, así que no es extraño que sirva para crear leyendas y cuentos, a veces un tanto disparatados.
Cierto es que a esta fama hemos colaborado nosotros mismos de forma considerable, si leemos a D. Wenceslao Fernandez Flórez y su Bosque Animado comprobaremos como "Santa Compaña", "meigas", "aparecidos" y "ánimas en pena" son cosa común y corriente en esta tierra. Más modernamente solo tenemos que acercarnos a "Madera de Boj" de D. Camilo Jose Cela para comprobar el cierto cachondeo que se trae con un parroco, que según Don Camilo anda por La Costa de la Muerte dando misas y bendiciones sin mayor problema, el pobre está muerto pero él no lo sabe, la gente si porque... huele mal. No hablemos ya de los fantásticos mundos de Alvaro Cunqueiro. Tampoco tenemos que olvidar a Valle Inclán y a tantos y tantos otros. Vamos, que de supersticiones vamos bien servidos.
Y entre toda estas estas leyendas ligadas a la muerte, o si lo prefieren al más allá, está sin duda San Andrés de Teixido, lugar hoy bien comunicado pero antaño ciertamente remoto, allá por los acantilados de Cedeira, bien al norte de la provincia de La Coruña. Si uno viaja hasta esa pequeñisima localidad, además de la capilla con su santo milagrero, puede encontrarse con que le venden "herbas de namorar" (hierbas de enamorar) y "Sanandresiños" (hechos con miga de pan y pintados de colores). Eso sin contar con la curiosa procesión en la que los ofrecidos (cada vez menos y a veces ninguno) introducidos en un ataud procesionan por la zona (hay varias en Galicia de este tipo), evidentemente esto, para el foraneo, ha de resultar tétrico por fuerza. Antaño, imagino, las procesiones eran más numerosas y de más enjundia, hoy en día es mucha la gente que mezcla el placer de viajar a un lugar espectacular con la fe, ya no es lo mismo claro, no es igual viajar devotamente, convencidos de que el santo nos hizo un favor, que viajar en un autocar de la parroquia por ver y bueno... si hay que rezar se reza. El asunto de peregrinar a San Andres debió de Ser de gran importancia antaño que hasta existe el refrán ese de "A San Andrés de Teixido vai de morto quen non foi de vivo" (a San Andres de Teixido va de muerto quien no fue de vivo), refrán que contribuyó también, que duda cabe, a acrecentar esa creencia en "ánimas" penando por los campos y "corredoiras" (caminos en el monte) gallegos para llegar a tan remoto lugar, tanto es así que, cuentan, que en San Andrés de Teixido no se debe de matar ningún tipo de bicho ya que son "almas" que no pudiendo haber ido en vida a ver al santo se reencarnaron en algún animal para llegar allí.
Y todo esto que les he contado no es más que para ponerlos en antecedentes, que se sepa que en San Andrés de Teixido, lugar mágico y místico donde los haya, La Parca no debería de resultar muy extraña ni alterar en demasía la vida de los que allí van y viven, quién más quien menos conoce sobradamente todas estas leyendas. Pero el caso es que hace nada y menos allí aconteció un hecho:
El Pasado 18 de Octubre, un buen hombre peregrinó al lugar en compañía de sus hijos. D. Severino, que así se llamaba el peregrino, se acercó al altar en compañía de su hija, entre ambos encendieron algunos cirios, el incluso puso uno por su hija, después se sentó en un banco dispuesto a escuchar la próxima misa de las doce y cuarto. Al pobre hombre le dio un infarto y... se murió.
A la vez que D. Severino fallece en la zona hay un autocar de peregrinos, que lógicamente también estaban en la capilla para escuchar la misa.
El sacerdote se vio en una tesitura extraña, lo lógico, claro, en un caso así, es cerrar la iglesia y esperar a los servicios funerarios y que se hagan cargo del fallecido, pero a la vez tiene a un montón de fieles que vinieron a escuchar la misa. y... que se tienen que marchar a eso de la una.
El cura, consulta con la gente que hacer ¿dar misa? ¿suspenderlo todo? hay gente que está a favor, poca en contra, así que el parroco de San Andrés, con buena lógica y sin reticencia alguna por parte de los parientes de D. Severino, decide dar la misa, cantada además, con el finado allí, tumbado en el suelo. La gente va y viene, por lo que se ve el personal, gallegos, que como dije al principio, nos tomamos esto de la muerte con ironía, andan un tanto desasosegados, pero D. Vicente, el parroco, cantó su misa debidamente, supongo además, que en honor del difunto.
Los hijos de D. Severino, apenados lógicamente por la tragedia sufrida, no tienen más que palabras de agradecimiento para D. Vicente, que en todo momento, como corresponde a su oficio, los acompañó y atendió lo mejor que pudo y las condiciones lo permitían hasta que llegaron los servicios funerarios, incluso piensan que su señor padre tuvo una muerte bonita.
A mi, particularmente, me da igual morirme dentro de una iglesia o en un burdel, como sabrán los escasos lectores que tengo, no creo en todas estas cosas esotéricas, pero oigan, las cosas como son, si yo fuese católico y practicante, me encantaría morirme así (y de viejo, a ser posible). Por que vamos a ver, si un católico, ferviente, practicante, se muere, que se yo, en un mercadillo... pues oigan, puede no estar muy a bien con Dios y eso, a la hora de entrar en el paraiso, puede ser un problema.
Pero ahora imaginen: D. Severino ya había visitado a San Andrés en una ocasión anterior y vuelve, con lo cual el "santiño" agradecido le tiene que estar ¿o no? y a buen seguro que si alguna intercesión le hizo falta para que S. Pedro le abriese las puertas del cielo no le hubo de faltar, además de eso, D. Severino, piadoso, le pone unos cirios, con tanta devoción seguro que el santo está bien contento allá en el paraiso, y satisfecho con la actitud de su devoto, uno de los cirios lo pone por el bien de su hija ¡oigan! que esto al santo le hizo mojar el ojo ¡seguro! ¿hay algo más enternecedor que un padre deseando todo el bien del mundo a su hija y pidiendo por ello a Dios? y además, D. Severino se dispone a escuchar misa. Ante tanta devoción y bondad quizás el santo pensó que D. Severino merecía veraderamente estar en El Paraiso y no en este Valle de Lágrimas, así que no se lo pensó mucho y allá se lo llevó, a disfrutar de la Gloria Eterna
Y dirán ustedes que el santo hizo mal, que podría haberlo dejado vivir más tiempo, pues igual si, pero a lo mejor también pensó "este hombre no merece una mala muerte, es buena persona" así que lo hizo rápido, bien y con el mínimo dolor para él fallecido.
Y alguno aún dirá "¿y los hijos y demás familiares? ¿los dejó sufriendo?" bueno si, pero seamos realistas, en algún momento D. Severino se tendría que morir, como todos, podría hacerlo en cualquier lado menos adecuado, donde sus hijos tardasen en encontrar asistencia espiritual, y hasta en eso el santo se portó, que se lo llevó al cielo en una capilla, con un cura cercano y atento con los deudos y además a punto de dar una misa cantada.
¡No me digan que de ser creyentes no es la de D. Severino una muerte bonita! Incluso muy apropiada para el lugar y para tal santo.
Claro que siempre hay gente torva, de la piel del diablo que dirían algunos: una señora de la zona parece ser que no estuvo nada contenta con la actuación del parroco y cree que deberían de castigarlo severamente. Hombre, no se, yo de morirme, y aún no siendo católico, prefiero que me canten una misa a que cierren la capilla y esperen a que vengan los de la funeraria ¿o no?
Pienso que D. Vicente hizo muy bien, que si el finado llevaba algún pecadillo, seguro que muy venial, con la misa el santo ya quedó gratificado y recibió a D. Severino con una sonrisa y un grato abrazo.
Lean si quieren la noticia en la prensa sería.
Cierto es que a esta fama hemos colaborado nosotros mismos de forma considerable, si leemos a D. Wenceslao Fernandez Flórez y su Bosque Animado comprobaremos como "Santa Compaña", "meigas", "aparecidos" y "ánimas en pena" son cosa común y corriente en esta tierra. Más modernamente solo tenemos que acercarnos a "Madera de Boj" de D. Camilo Jose Cela para comprobar el cierto cachondeo que se trae con un parroco, que según Don Camilo anda por La Costa de la Muerte dando misas y bendiciones sin mayor problema, el pobre está muerto pero él no lo sabe, la gente si porque... huele mal. No hablemos ya de los fantásticos mundos de Alvaro Cunqueiro. Tampoco tenemos que olvidar a Valle Inclán y a tantos y tantos otros. Vamos, que de supersticiones vamos bien servidos.
Y entre toda estas estas leyendas ligadas a la muerte, o si lo prefieren al más allá, está sin duda San Andrés de Teixido, lugar hoy bien comunicado pero antaño ciertamente remoto, allá por los acantilados de Cedeira, bien al norte de la provincia de La Coruña. Si uno viaja hasta esa pequeñisima localidad, además de la capilla con su santo milagrero, puede encontrarse con que le venden "herbas de namorar" (hierbas de enamorar) y "Sanandresiños" (hechos con miga de pan y pintados de colores). Eso sin contar con la curiosa procesión en la que los ofrecidos (cada vez menos y a veces ninguno) introducidos en un ataud procesionan por la zona (hay varias en Galicia de este tipo), evidentemente esto, para el foraneo, ha de resultar tétrico por fuerza. Antaño, imagino, las procesiones eran más numerosas y de más enjundia, hoy en día es mucha la gente que mezcla el placer de viajar a un lugar espectacular con la fe, ya no es lo mismo claro, no es igual viajar devotamente, convencidos de que el santo nos hizo un favor, que viajar en un autocar de la parroquia por ver y bueno... si hay que rezar se reza. El asunto de peregrinar a San Andres debió de Ser de gran importancia antaño que hasta existe el refrán ese de "A San Andrés de Teixido vai de morto quen non foi de vivo" (a San Andres de Teixido va de muerto quien no fue de vivo), refrán que contribuyó también, que duda cabe, a acrecentar esa creencia en "ánimas" penando por los campos y "corredoiras" (caminos en el monte) gallegos para llegar a tan remoto lugar, tanto es así que, cuentan, que en San Andrés de Teixido no se debe de matar ningún tipo de bicho ya que son "almas" que no pudiendo haber ido en vida a ver al santo se reencarnaron en algún animal para llegar allí.
Y todo esto que les he contado no es más que para ponerlos en antecedentes, que se sepa que en San Andrés de Teixido, lugar mágico y místico donde los haya, La Parca no debería de resultar muy extraña ni alterar en demasía la vida de los que allí van y viven, quién más quien menos conoce sobradamente todas estas leyendas. Pero el caso es que hace nada y menos allí aconteció un hecho:
El Pasado 18 de Octubre, un buen hombre peregrinó al lugar en compañía de sus hijos. D. Severino, que así se llamaba el peregrino, se acercó al altar en compañía de su hija, entre ambos encendieron algunos cirios, el incluso puso uno por su hija, después se sentó en un banco dispuesto a escuchar la próxima misa de las doce y cuarto. Al pobre hombre le dio un infarto y... se murió.
A la vez que D. Severino fallece en la zona hay un autocar de peregrinos, que lógicamente también estaban en la capilla para escuchar la misa.
El sacerdote se vio en una tesitura extraña, lo lógico, claro, en un caso así, es cerrar la iglesia y esperar a los servicios funerarios y que se hagan cargo del fallecido, pero a la vez tiene a un montón de fieles que vinieron a escuchar la misa. y... que se tienen que marchar a eso de la una.
El cura, consulta con la gente que hacer ¿dar misa? ¿suspenderlo todo? hay gente que está a favor, poca en contra, así que el parroco de San Andrés, con buena lógica y sin reticencia alguna por parte de los parientes de D. Severino, decide dar la misa, cantada además, con el finado allí, tumbado en el suelo. La gente va y viene, por lo que se ve el personal, gallegos, que como dije al principio, nos tomamos esto de la muerte con ironía, andan un tanto desasosegados, pero D. Vicente, el parroco, cantó su misa debidamente, supongo además, que en honor del difunto.
Los hijos de D. Severino, apenados lógicamente por la tragedia sufrida, no tienen más que palabras de agradecimiento para D. Vicente, que en todo momento, como corresponde a su oficio, los acompañó y atendió lo mejor que pudo y las condiciones lo permitían hasta que llegaron los servicios funerarios, incluso piensan que su señor padre tuvo una muerte bonita.
A mi, particularmente, me da igual morirme dentro de una iglesia o en un burdel, como sabrán los escasos lectores que tengo, no creo en todas estas cosas esotéricas, pero oigan, las cosas como son, si yo fuese católico y practicante, me encantaría morirme así (y de viejo, a ser posible). Por que vamos a ver, si un católico, ferviente, practicante, se muere, que se yo, en un mercadillo... pues oigan, puede no estar muy a bien con Dios y eso, a la hora de entrar en el paraiso, puede ser un problema.
Pero ahora imaginen: D. Severino ya había visitado a San Andrés en una ocasión anterior y vuelve, con lo cual el "santiño" agradecido le tiene que estar ¿o no? y a buen seguro que si alguna intercesión le hizo falta para que S. Pedro le abriese las puertas del cielo no le hubo de faltar, además de eso, D. Severino, piadoso, le pone unos cirios, con tanta devoción seguro que el santo está bien contento allá en el paraiso, y satisfecho con la actitud de su devoto, uno de los cirios lo pone por el bien de su hija ¡oigan! que esto al santo le hizo mojar el ojo ¡seguro! ¿hay algo más enternecedor que un padre deseando todo el bien del mundo a su hija y pidiendo por ello a Dios? y además, D. Severino se dispone a escuchar misa. Ante tanta devoción y bondad quizás el santo pensó que D. Severino merecía veraderamente estar en El Paraiso y no en este Valle de Lágrimas, así que no se lo pensó mucho y allá se lo llevó, a disfrutar de la Gloria Eterna
Y dirán ustedes que el santo hizo mal, que podría haberlo dejado vivir más tiempo, pues igual si, pero a lo mejor también pensó "este hombre no merece una mala muerte, es buena persona" así que lo hizo rápido, bien y con el mínimo dolor para él fallecido.
Y alguno aún dirá "¿y los hijos y demás familiares? ¿los dejó sufriendo?" bueno si, pero seamos realistas, en algún momento D. Severino se tendría que morir, como todos, podría hacerlo en cualquier lado menos adecuado, donde sus hijos tardasen en encontrar asistencia espiritual, y hasta en eso el santo se portó, que se lo llevó al cielo en una capilla, con un cura cercano y atento con los deudos y además a punto de dar una misa cantada.
¡No me digan que de ser creyentes no es la de D. Severino una muerte bonita! Incluso muy apropiada para el lugar y para tal santo.
Claro que siempre hay gente torva, de la piel del diablo que dirían algunos: una señora de la zona parece ser que no estuvo nada contenta con la actuación del parroco y cree que deberían de castigarlo severamente. Hombre, no se, yo de morirme, y aún no siendo católico, prefiero que me canten una misa a que cierren la capilla y esperen a que vengan los de la funeraria ¿o no?
Pienso que D. Vicente hizo muy bien, que si el finado llevaba algún pecadillo, seguro que muy venial, con la misa el santo ya quedó gratificado y recibió a D. Severino con una sonrisa y un grato abrazo.
Lean si quieren la noticia en la prensa sería.
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