Cuando a la Iglesia Católica le da por ser políticamente correcta puede ser para mear y no echar ni gota, le afloran esas ganas de poner velas a Dios y al Diablo, ese ser tan propio suyo de no poner todos los huevos en el mismo cesto el resultado puede ser cualquiera, incluso resultar de lo más infantil que uno pudiese imaginar. Imaginemos al típico niño travieso que aparece en casa con un ratón, por ejemplo, ratón al que además, razones de niños, le ha cogido cariño. Llegado un momento su madre descubre el ratón y le dice que lo tire a la calle, pero claro, el pequeñajo le cogió cariño al roedor ¿qué hace entonces? lo esconde ¿no?
Supongo que algunos de los escasos lectores de este blog recuerdan cierta polémica, a raiz de la aparición de Bin Laden en el siniestro escenario de los terroristas internacionales versión mahometana, con la estatua del Santiago Matamoros existente en la catedral compostelana, o sea esta:
La verdad, un apostol de Cristo matando moros queda como si al mismo Cristo le colocamos un AK-47 en las manos, pero en fin, es tradición.
La cosa era sencilla, o lo dejas o lo quitas, sin más, dejarlo sería comprensible ¡a ver si ahora por cuatro moros trastornados vamos a tener que cambiar hasta la historia y las leyendas! quitarlo también, un par de moros majaretas pueden tener la ocurrencia de estampar un avión, con pasajeros y todo, contra la catedral compostelana, y la verdad, por cosas de hechiceros y sus tonterías no creo que merezca la pena tener que llorar tanto. Más aún sabiendo la seguridad estúpida que rige los aeropuertos y todo eso, donde no te dejan meter un bote de champú, pero sin embargo si que puedes subir al avión todo un equipo fotográfico, teleobjetivos y trípode incluidos, con todo lo que puede esconderse dentro o la que se puede liar con la pata de un trípode afilada convenientemente y puesta en el hermoso cuello de una azafata o pasajero cualquiera.
Así que ahí anduvo unas cuantas semanas la curia compostelana mareando la perdiz con la imágen de Santiago Matamoros, que si lo quitamos, que mejor no, que si lo ponemos en el museo, que si le ponemos un tapiz delante, que si es tradicional, que si es obsoleto, que si hay culturas que pueden sentirse ofendidas, etc. etc. etc.
Y uno andaba por ahí pensando que la estatua habría desaparecido, y te vas a visitar la catedral de Santiago de Compostela y te encuentras con esto:
Como se puede ver ahí sigue Santiago Matamoros, blandiendo su espada en actitud guerrera pero ¿y los moros escabechados a donde fueron a parar? Levantamos un poquito la cámara y...
Ahí tenemos a los mahometanos siendo escabechados por el apostol, eso si, detrás de unas florecillas, que queda mucho más tierno.
Y para todo esto... ¿tanta monserga? ¿no podían hacerlo calladitos y ya? yo es que nunca en mi vida vi un musulmán en la catedral de Compostela, a lo mejor ni sabían que había allí esa imagen y gracias a los alborotadores de la curia de la catedral se enteraron.
2 comentarios:
Si yo voy a cualquier país musulmán, he de cumplir escrupulosamente sus normas, sin que se me pase por la cabeza siquiera cuestionarlas mínimamente, so pena de ir a prisión, que me lapiden o me corten las manos.
Esa estatua representa una parte de la Historia Religiosa de este país. Y lleva ahí mucho más tiempo que cualquiera. Al que no le guste, que no lo mire.
Si a un musulmán no le gusta este país, que se acoja al derecho universal de marcharse libremente donde quiera.
Si decide estrellar un avión contra la Basílica, allá él. Nadie puede asegurar que, aunque se retirara la estatua, no fueran a estrellarlo. Contra la Basílica, o contra cualquier otra cosa.
En fin.
Es lo que hay, me temo que estamos respetando demasiado a quienes no respetan a nadie.
Gracias por tu comentario.
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