martes, 1 de diciembre de 2009

Muniellos

Muniellos se encuentra situado en el Principado de Asturias (norte de España). Este bosque, del que dicen es uno de los mejores robledales autóctonos de Europa fue declarado por la UNESCO reserva de la biosfera en el año 2000.


Para visitar este bosque solo hay que tener clara una cosa: que día ir, ya que es preciso obtener la oportuna autorización de la correspondiente consejería del Principado de Asturias, que solo permite 20 visitantes al día, esa autorización se puede obtener online pulsando aquí. Una vez que tenemos claro el día, y provistos de la oportuna autorización nos podemos dirigir a Cangas de Narcea, de allí a Ventanueva, desde donde nos desviaremos a la pequeña población de Moal donde encontraremos fácilmente la pista que va a Tablizas lugar en el que se nos facilitará el acceso al parque.

Conviene llegar temprano, a las nueve, cuando la guardesa (en este momento hay una guardesa, muy amable además) abre la cancela, el tiempo nos hará falta, más si pretendemos hacer fotografías o, sencillamente detenernos de cuando en cuando a admirar el bosque y todo lo que pueda tener de encanto o pueda interesarnos.
Si llegamos antes de las nueve, llegaremos, siguiendo la pista y el curso del río Muniellos, a una cancela junto a la que veremos una antigua construcción (al otro lado del río), todo ello aparentemente un tanto desvencijado, nos esperaremos, no nos hemos perdido, a las nueve en punto llegará la guardesa y nos abrirá la cancela, avanzamos con el coche un poquito más y llegaremos a las oficinas y a la casa de la guardería forestal, donde la guardesa nos dará algunas indicaciones que nos vendrán bien, algunas de ellas serán que no se debe de abandonar el sendero, y no es capricho, el terreno del lugar está prácticamente en su totalidad formado por canchales, desviarse de él puede resultar, además de dañino para el delicado ecosistema que vamos a admirar, peligroso para nosotros, los canchales son piedras sueltas y debido a la inclinación del terreno sería fácil un resbalón o un corrimiento de estas y que nuestros huesos diesen en el fondo de alguna cárcava con resultado de lesiones para nuestra anatomía y quizás un rescate un tanto dificultoso, así que mejor guardamos nuestro espiritu aventurero y explorador de lo desconocido para cuando estemos en terreno más apropiado y le hacemos caso a la guardesa, que a buen seguro sabe más que nosotros de como movernos por allí.
Canchales en Muniellos

Nos contará también que hay dos formas de visitar el parque, haciendo todo el sendero, que son unos veinte kilómetros y acercándonos hasta los lagos, lo que sumaría quizás unos tres kilometros más, o, realizando la parte más pequeña del sendero, el que bordea por su margen izquierda el río Muniellos, adaptado además en su primer tramo para personas minusválidas gracias a un paseo construido en madera que les facilíta el acceso durante un buen tramo. Por este sendero, y llegando a los lagos pueden ser unos ocho kilómetros de caminata. No todo él está preparado para personas con según que minusvalías, ya que en el último tramo hay que salvar una pendiente importante y además muy accidentada.



Pica en el mapa para ver la ruta (en azul) en su totalidad en grande.

Claro que estamos hablando de montañas y de salvar importantes desniveles. En Tablizas, donde comenzará nuestra andadura, estamos aproximadamente a unos 600 metros sobre el nivel del mar, cuando lleguemos a las lagunas habremos subido a una altitud aproximada de 1600 metros, gran parte de este desnivel lo salvaremos en el primer tramo (así que tranquilos, no hace falta correr que el bosque no se escapa), pero aún así, después, el terreno es irregular con bajadas y subidas constantes. En definitiva, que hablamos de caminar por montaña, y los montañeros los recorridos los miden más que por kilómetros por horas. Recorrer el sendero en su totalidad nos llevará 7 horas como mínimo (de ahí lo de llegar a primera hora), tengamos en cuenta que es posible que paremos para ver algo, para hacer fotografías, o simplemente a descansar. Hay que tener en cuenta que la guardesa nos indicará una hora para abandonar el parque que en los meses de invierno suele ser sobre las cinco de la tarde, así que el tiempo hace buena falta.
Conviene saber que no es un sendero sencillo, ni es apto para todo el mundo, en algunos lugares es estrecho y con importantes barrancos, lo que puede ocasionar problemas a personas con vértigo, no es que haya que estar en una forma física excepcional pero si hay que estar moderadamente en forma, y además de eso conviene llevar un buen calzado de montaña, olvidemonos de las zapatillas de deporte, sandalias o cosas similares. El terreno, como ya dije, está en su gran parte compuesto de canchales, o sea, piedras de diversos tamaños, casi siempre pequeñas, de formas rectangulares y aristas afiladas, vamos, que no es lo mejor ni para la planta de los pies ni para los tobillos si no se va calzado adecuadamente. Si a alguien se le ocurre, por la cosa de hacer fotos en cascadas del río o sitios similares, que va a necesitar meter los pies en el río en algún momento, no es conveniente hacer el recorrido en catiuscas u otro tipo de botas de goma, mejor llevaremos unas buenas botas de montaña puestas y las catiuscas en la mochila para usarlas en el momento oportuno. Pongo algunos tramos del sendero, así el lector puede hacerse una idea sobre como es:
Los canchales son omnipresentes.

En sus tramos altos no es precisamente alto, y los canchales... están bajo la hojarasca.

Eso si, los arboles se hacen viejos sin que nadie los corte, pura vida.

Y en muchos pasos nos servirán de sólido apoyo.

Lo primero que observa uno, aún siendo del norte y estando acostumbrado al verdor y a la vegetación abundante, es que aquello es un sitio distinto, no hay eucaliptos, ni pinos, solo se observan hayas, robles y abedules, cuando nos internamos en el sendero también es abundante el acebo y el serbal de los cazadores con sus típicas bayas encarnadas y el avellano también heléchos de diversos tipos, esa vegetación sera nuestra compañera a lo largo del camino, en pocas ocasiones se verá un arbol talado (salvo alguna que otra, muy pocas, y me imagino que el servicio forestal tendría sus razones para ello). No recordaba el que suscribe el tiempo que veía un arbol muerto, muerto de viejo, de muerte natural, por procesos naturales, eso es algo que, me temo, solo se puede ver en un lugar como Muniellos, como también, si tenemos el ojo atento, podemos ver en alguno pelos de oso cuando se rasca contra ellos, e incluso algunos zarpazos en el interior de otros, posiblemente buscando termitas.
La vegetación nunca dejará de sorprendernos

Si existe un bosque mágico seguro que es Muniellos.

Una pareja que llegó conmigo a Muniellos y que me adelantó cuando hacía fotos en un arroyo le dijo al regreso a la guardesa que habían tenido la suerte de ver a un oso, solo durante unos segundos, inquirí sobre la posible peligrosidad de encontrarse con semejante animal durante el camino y que fuese peligroso (he de confesar que fui pensando en ello todo el rato), parece que no hay peligro, el pobre animal, de tanto que lo hemos vapuleado huye del ser humano como alma que lleva el diablo, así que lo raro es verlo y de verlo, como le pasó a esta pareja, será durante un breve lapso de tiempo, si se pueden ver sin embargo rastros de él. Viven en el lugar otras especies de animales, como el urogallo, mustélidos diversos, aves variadas pero... toda esa fauna es difícil de ver, el bosque es tremendamente tupido, así que como mucho nos encontraremos sus rastros en forma de heces, alguna huella, rara, ya que el terreno es mayoritariamente rocoso y poco más. Había abundancia de unas heces, compuestas casi siempre por bayas de acebo o serbal del cazador, me contó la guardesa que son en su mayoría de mustélidos como martas, comadrejas, etc.
Cuando estemos caminando por lo más alto de los montes nos daremos cuenta de que Muniellos es un gran anfiteatro orientado al nordeste, cerrado al noroeste por las alturas del Conio y Penavelosa, las cumbres de la Sierra del Ciallo lo cierran al suroeste, y las elevaciones que van uniendose desde el pico de Rioseco al Cabrón, pasando por el Forcaso cierran la parte sureste. Todas estas elevaciones forman a su vez tres valles, bien visibles desde algunos puntos del sendero: el de la Candanosa o las Lagunas, el de las Gallegas o de Refuexo, y por último el de Zereizal o Teixerúa, estos tres valles, surcados por pequeños arroyos que nacen en fuentes que veremos, confluyen en el río Muniellos, que pasará por Tablizas para ir a desembocar al río Narcea.
Por último, lo que quizás más extraña al urbanita de este lugar es la escasa actividad humana, si claro que nos encontraremos humanos, por el sendero, pero fuera de ahí apenas ni rastro, el arbol que está caido lo está porque así lo quiso la naturaleza, la piedra movida porque la pisó un animal, puede muy bien imaginar el caminante como fue el mundo antes de que el hombre inventase máquinas para hacer las cosas más rápido, más rentables y más... dañinas para los ecosistemas.
Tras visitar las lagunas desandamos el camino, y volvemos al sendero que llevabamos, justo hasta la fuente del río Muniellos (su nacimiento), donde están las tablillas indicadoras de los senderos, y comenzamos a descender, sin pérdida, siguiendo el curso del agua del pequeño arroyo que nace y que poco a poco se va haciendo más grande, ahí, además de disfrutar de toda la vegetación que nos brinda el lugar, disfrutamos del alegre arroyo, de su agua pura y clara y de las preciosas cascadas y pequeños remansos que va formando mientras desciende al valle, conviene llevar un trípode para poder fotografiarlas con una velocidad de obturación baja (algunas las hice yo a f22/1" pueden variar según el lugar y la luz del día en algún punto) y así obtener el "efecto seda".
 
Conforme se agranda el río se va agrandando el sendero que nos va llevando de nuevo a Tablizas, también disfrutaremos de un caminar más cómodo, ya que dejamos atrás las incómodas rocas para caminar por un sendero con más tierra y hierba (conviene que las botas sean de goretex, suele haber charcos y bastante humedad).
En el visitante es posible que quede un deseo ¿como será Muniellos otro día, con otra luz, en otra estación del año? ¿Como será nevado? ¿como en primavera? ¿se escuchará el canto del urogallo en su época de celo? En definitiva, ganas de que pase el año, para volver a obtener otro permiso y poder pasear de nuevo por un lugar que los hombres aún no hemos logrado destrozar, y esperemos que las autoridades correspondientes velen para que nunca lo hagamos.


Otra visión de Muniellos.

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